sábado, 5 de abril de 2008

El pueblo costero y las estatuas romanas

El sábado 29 de marzo de 2008, soñé que viajábamos Sose, Javi, Pau, Sus y yo. Nos marchábamos a un pueblecito costero, con casas blancas y una pequeña cala. Pasábamos el fin de semana y en una de esas mañanas fuimos a la cala, era un día soleado y cerca de la orilla conocí a una señora que decía coleccionar las anillas de las latas de bebidas, como la coca-cola o la fanta. Me contó que hace años ganó un concurso, otorgaban el premio a aquella persona que más anillas presentará. De repente, mientras me explicaba la historia me di cuenta que ya no era una mujer, se había transformado en hombre. Continuamos caminado y me enseño el premio que le habían dado, se trataba de una anilla bañada en oro con una inscripción de la cual solo recuerdo su fecha 1971.

Hace una año aproximadamente, soñé que estaba sola en una piscina. Era rectangular y alrededor de ella habían colocado estatuas romanas o griegas. De repente, empezaron a hablar conmigo sin mover sus bocas y una de ellas me preguntó: “¿Quieres saber que se siente al morir?” Conteste que si y entonces sentí una mano que estiraba de mi pierna hacia dentro de la piscina y me sumergía hacía el fondo de ella. Sentí miedo e incertidumbre.

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